21.7.06

Vivo en CCG San Martín






























Sala Enrique Muiño / Centro Cultural General San Martín / Buenos Aires / Argentina



La música, aquí y allá es cultura. Y la música es baile. Por favor saquen esas butacas “pitucas de los 70” que nos oprimen los músculos y déjennos bailar! La Sala Enrique Muiño abrió sus puertas 10 minutos antes de que los suspensivos se hicieran presentes en el escenario, para terminar de llenarse 10 después. Definitivamente la hora indicada pero no así el lugar. Un buen repertorio acompañado de las exclusivas pantallas suspensivas, sonó y brilló en el San Martín. Brillo que se vió opacado por no ser el lugar correcto para estallar de la manera que saben hacerlo, como lo fue La Castorera en su oportunidad. No faltaron quienes no pudieran poner resistencia al sonido y coparan el pasillo. Pero, lamentablemente fueron invitados a tomar asiento nuevamente. ¿Quién puede resistir por mucho tiempo a éste mixture de banda que no encierra un solo estilo, sino que su música es una ensalada de inspiraciones y fusión de ritmos, que suena zarpadamente bien? Una gran vertiente musical comparada con su último show del 3 de junio pasado, dado por 275 enemigos encastrados al piso. A pesar de todo esto, el nivel musical fue bueno. Sin problemas de audio y con un buen juego de luces, suspensivos dio un buen show. Para aquellos que deseen nuevamente verlos en todo su esplendor, será una muy buena opción ir a La Castorera el próximo 5 de agosto.


Por Ma. Candela Pedreira



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Centro Cultural San Martín. Se respira el aire suspensivo. Puntual, como prometido o advertido, se abre la sala Enrique Muiño. Esta vez con máquina de humo, se prepara un show con menos sorpresas pero con más de lo que se fue a ver, a escuchar y a sentir, incluso. Butacas llenas reciben a los 7 integrantes. Aplausos, gritos, expectativas, y nuevamente una noche más con promesas por cumplir. Canciones conocidas que canta toda la sala se mezclan con canciones descubiertas esa misma noche. Todas tatuadas con esa marca registrada en la que se convirtió el sonido suspensivo. Videos que hipnotizan, que relajan, que captan la atención. Te atrapan sin que casi uno lo quiera. Uno pretende entenderlos y se confunde, así que hay que simplemente dejarse llevar. Y así se podría pasar toda la noche: es música que mueve imágenes o imágenes que mueven música? Un viernes con cuerpos imposibilitados al baile desenfrenado. Algunos pocos dejan que canciones como “Kung Fu Master” los sacudan una y otra vez, pero a pesar de las ganas, no duran mucho. Sin duda, son las restricciones de tocar en un teatro. Se parodia esto con videos de aplausos al mejor estilo “Bravo, Bravo!” de aristocracia, que parecen ser una copia no-exacta del público de ese 21 de Julio. Invitados especiales que estimulan todavía más. Un público que comparte aplausos. Y entre esto y aquello, los icónicos gritos de detrás de los platillos se esparcen entre el público. Se repiten y repiten, prolongando así la banda a las butacas. Una vez más, los Suspensivos Inflamables, llenan espacios, comparten su música, y cumplen con las expectativas que uno tiene cada vez que los cruza.


Por Jackie Schneider.-

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