5.8.06

Vivo en La Castorera (vol.3)




La Castorera / Buenos Aires / Argentina



-Una vez más en La Castoreña se inspira el aire suspensivo.-


Esta vez con máquina de humo, se prepara un show con menos sorpresas pero con más de lo que se fue a ver, a escuchar y a sentir, incluso. Mesas con ansias esperan que se abra el telón y de paso a ese sonido inflamable. Caras conocidas, cervezas ya probadas, se mezclan entre las tantas personas que fueron a escuchar esa música definida única y solamente por esas 7 personas sobre el escenario. Videos que hipnotizan, que relajan, que captan la atención. Te atrapan sin que casi uno lo quiera. Uno pretende entenderlos y se confunde, así que hay que simplemente dejarse llevar. Y así se podría pasar toda la noche: es música que mueve imágenes o imágenes que mueven música? Un hombre-minotauro hace volar a una mujer que gira, gira y gira por los aires. Otro, cercano a ellos, mantiene en el aire las luces de neón. Giran, vuelan, explotan. De fondo 7 músicos que no perdieron el protagonismo, sino que tan solo lo entregaron por un rato. Su música se convierte en aquello que hace girar, volar, explotar. Y el público se despierta. Estalla. Convierte el primer piso de ese cuasi-místico-salón-bordeaux en una masa de baile desenfrenado. La gente se anima, se para, se acerca. Vibra, grita… ¡¡y hasta baila por un cd!! Se descubren invitados especiales que estimulan todavía más. Se pierden bajo el humo, para aparecer con más fuerza. Se van, pero tan solo para volver. El público los aplaude, los cobija, los disfruta. Y la Castorera tuvo revancha. Canciones que mueven la sala son tatuadas, una y otra vez más, con esa marca registrada en la que se convirtió el sonido suspensivo. Canciones como “KFM”, “Cabeza de paloma” y “Hoy no voy” muestran que por más que las escuches y escuches, uno nunca puede llegar a cansarse. Se cantan con una euforia pocas veces vista, en lo que sería un caos desordenado de personas sintiendo algo. Ese “algo” indefinible, que confunde, y que solo se siente con los Suspensivos tocando.

Una vez más, los Suspensivos Inflamables, llenan La Castorera, comparten su música, y cumplen con las expectativas que uno tiene cada vez que los cruza.


Por Jackie Schneider.-

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